26 septiembre, 2012

Pava!

Tenía ganas de escribir esto antes de irme a dormir. De hecho, ya estoy con el cepillo de dientes en la boca. Lo que pasa es, si no lo escribo ahora mismo, mañana no me saldrá igual y seguro que no recordaré de la mitad.

Hace días mi relación con mi hija de 15 se está, digamos… “cambiando” y no exactamente en buen sentido de la palabra. Simplemente dicho, ya no me gusta la relación que tengo con ella.

Está pava total, acaba de cumplir los 15 años hace seis días. Sinceramente temo por los años venideros de adolescencia a partir de ahora. 

Estoy bastante intranquila… Por que?
La chica es demasiado guapa para mi gusto, es alta, con un cuerpazo y unos labios que da celos a la Angelina Jolie! Además es; simpática, divertida e inteligente, como mínimo lo que he visto con sus amigos y amigas… Evidentemente no soy nada objetiva, soy su madre, ya me entiendes!

Últimamente sus respuestas me “calienten”, me pone los pelos de punta, me entra un calor tipo desierto que me sube con una velocidad “tifonal”! Ni puedo tragar saliva, porque parece que alguien me agarra con las dos manos mi cuello! Se que probablemente todo esto provocará que un día explote mi cabeza! Solo me queda una opción en esta situación… enviarla a la luna con un billete para un viaje de solo ida! Evidentemente cuando me “bajo del burro” y me vuelvo “Zen”, cancelo el billete al instante.

No soy mala madre, no! Pero no son; situaciones, respuestas, emociones, actuaciones y discusiones, por y para las que me han “entrenado”! No tengo ningún Manual para ella, ni tengo ninguna experiencia que me sirva de base, aparte de lo vivido con mis padres en mi adolescencia, pero claro, yo era hija ejemplar...

La verdad es que no tengo la más ligera idea de lo que tengo que hacer en estos momentos! No encuentro “registros” guardados en mi mente, ni “disimulaciones futuras” de posibles escenarios realizadas.… Ni flowers señores, ni flowers!

Vivimos solas, ella y yo, desde que su padre murió cuando ella apenas tenía dos años, (dejando de lado algún “intermezzo” mío, las dos veces que pensaba que podría volver a vivir en pareja. Mentira!). Pues hasta sus 9 años utilizaba “la regla de 3”. Era una técnica simple y eficaz.

Era un acuerdo entre nosotras, sin haberlo explicado nunca, (no hacia falta) y aceptada por las dos partes, como sistema de “corrección” adecuado. 3” significaba > “muy mal rollo (!!!)” y ella lo sabía... En cambio yo, sabía que si no cuento muy rápido, ella tendría el tiempo y el margen suficiente para pensárselo mejor y salir del apuro, elegantemente con su cabecita bien alta, sin mal rollo ninguno.

Contar hasta “3” me funcionaba de maravilla, pero de maravilla! Cortaba a la más mínima el brote, en seco. Todo iba bien,... aparte de algún “incidente”. Por ejemplo: Un día de “gran enfado”, cuando tenía unos 4 añitos. Yo empecé a contar... lentamente.... hasta “3”, dejándola todooo el tiempo del mundo para pensárselo mejor...

Pero antes de que pudiera llegar a cantar el número 3”..., la pequeña bruja me grita: 5”!!! Y sin bajar la vista, con sus ojos como platos, esperaba mi reacción... (Sin comentarios!)

Con 9 años, se acabó! De golpe el sistema dejó de funcionar… y ella empezaba a responder! Era alucinante!  “Puedes contar hasta 10” si quieres mamá, me da igual, no estoy de acuerdo contigo y no lo haré!”

Tocaba un cambio urgente en la estrategia de comunicación con mi hija. Entonces pensé lo siguiente: La estrategia de ofrecer y cerrar compromisos. Tocaba la primera fase de: “Negociar”.

Sin duda no era plan una actitud permisiva y facilitarle demasiado la vida. Y así decidí ofrecerle siempre dos o mas opciones, máximo tres. Como se puede imaginar,  para ella, ninguna de las opciones propuestas eran buenas y no les gustaba para nada, pero... como mínimo podía Elegir!

Aparte de algún incidente “lunar” mío, (tipo:  pierdo los estribos y no se que hacer…), todo iba bien…

Hasta ahora!!!

Ha llegado el momento para dar otro salto, subir un escalón! Las estrategias antiguas ya no funcionan! Ahora ella sabe negociar y se ha vuelto más inteligente que yo... Sabe responder de tal manera que me quedo con la boca abierta, mirándola. Me conoce... y sabe utilizarlo a su favor y en mi contra!

Lo que pasa es, que el salto que toca, no me acaba de gustar… bueno en realidad y ser honesta… no me gusta!

El salto se llama: “SYD:RCESDOD: ECSPPL”. Suena complicado y difícil de recordar, pero significa: Soltarla Y Dar: Responsabilidad, Confianza, Espacio, Seguridad, Decisión, Opinión, Distancia: El Camino Seguro para perderla!

Llevo años entrenando y preparándola para esto y ahora… no puedo con el “SYD:RCEDOD: ECSPPL”! Pero hay que hacerlo... Ha llegado su momento de demostrar que ella puede. Y es más... se que puede, sólo depende de mi ahora, ella está dispuesta y yo... yo tengo que soltarla las riendas y confiar... (y guiar un poco por allí, por allá, si hace falta y si me lo pide.)

No voy a mentir. Mi miedo y mi preocupación en realidad son; “A quien voy a perderla, Dios mío?! La he preparado bien de verdad?”

Cada oportunidad que ella me ofrece involuntariamente para conocer a uno de sus “amigos”, la aprovecho! Miro fijamente en los ojos del chico cuando me presento como “su madre”, mientras que intento apretarle la mano hasta que le saltan las lágrimas, sin quitarle la vista de encima! (Lo que hace un poco de gimnasio y clases de Karate para veteranas, por no decir “viejas”.)

De reojo veo que mi hija le está señalando, haciendo gestos y subiendo los hombros,  en plan:”Lo siento, mi madre es así...”

“Perderla”, dejarla el paso hacia ser adulta y tratarla de tal manera también.
(Esto incluye que tendrá que asumir la responsabilidad, el compromiso, el trabajo, decidir, comunicar y actuar en coherencia con lo que piensa y dice.) Evidentemente conforme a su edad y nivel emocional.

Para lograr este cambio en la relación, se que primero tengo que cambiar yo. Empieza “el entreno”!

*      Me gustaría que siente que ella es importante para mí, sin agobiarla.
*      Quiero transmitirla seguridad, para que sepa que puede venir con todo y que la ayudaré siempre.
*      Quiero darla confianza, decisión y mas libertad de movimiento.
*      Me gustaría tener una comunicación fluida y agradable sin evitar temas.
*      Quiero demostrarla mi interés en sus cosas, su vida. (Reconozco ser despistada con esto bastantes veces...)

Para dar el primer paso y demostrar mi buena voluntad, coloque un papel grande con una pregunta escrita: ¿“Como quieres que sea la relación con tu madre?” (Nota: El papel está colocado en la puerta, lado interior, de su habitación, con un rotulador.)

Después de unos días empecé a preocuparme, ya que el papel quedaba en “blanco”... Aprovechando la tranquilidad, a solas, durante el fin de semana decidí hacerle otra pregunta “clave”, según mi opinión, bastante inteligente.

“Si tu fuese madre en este mismo momento, ¿que cambiarías de todas las cosas que yo te hago y que no te gustan?” ¿Que harías diferente con tu hijo o hija?

Respuesta: (en plan: “mama corta el rollo”) > “Yo no cambiaría nada!”.

Yo: ”Pero esto no me cuadra, porque te enfadas cada dos por tres conmigo. A la mínima estás molestada!”
Ella: “Sí, sí, pero a veces no se controlarme y necesito que me des un toque fuerte”. “Es que esta generación mamá, da asco! Somos unos materialistas, egoístas y no sabemos valorar nada!” (Yo: boca abierta...)
“Es la edad de pavo mamá, sabes? Y es una mierda, pero tengo que pasar por ello”. (!!!).
“Por mi ya lo estás haciendo bien.” (Yo: boca sigue abierta...)

Después de unas horas del “aterrizaje” mental, sólo me salía una respuesta. Pues hija, a partir de ahora te voy a tratar como “adulto principiante!”.

¿“En serio?, me pregunta, como mola! ¿Lo harás de verdad?”
“Claro!, dije yo”.

Se me tiro en mis brazos y la pego un beso en su cabecita y me dice:”Quizás prefiero que me sigas tratando de “bebe”... (???)